Memoria RAM 1-Parte 19: EL MAESTRO DEL TEMPLO, LA MONTAÑA DEL TIEMPO (El Tunel Quedó Atrás)-Carlos Torres Valencia
Conocí que era también parte de mis pensamientos, de mis memorias, pero dentro de este lugar incluso, estaban las memorias de mi consciencia y los Maestros de la Consciencia las leían; ellos viajaban entre las dimensiones de Consciencias trayendo desde ellas, los archivos de conciencia de cada desencarnado.
A cada uno le daban cuanto le pertenecía en conciencia y éste era “el nirvana, paraíso o cielo” de los mortales; y la voz siguió grabando con su cincel de acero y fuego, mi espíritu en la consciencia…
“Así surge el nuevo hombre. ¡Silencio! Hay un hombre a punto de resolver su conflicto interior. ¡Miradle! Lleva en sus ojos y en su sonrisa, la inconfundible muestra de su triunfo interior”.
Las palabras, llaves y claves de Consciencias me transportaron al lugar de mi voluntad, a conocer mi Alma.
Estaba dentro de ella, en esa parte de consciencia de mi Ser y memoria de quién Soy, y en aquel momento sentí el pulsar de la memoria del alma y conocí el Alma.
La fuerza inconmensurable que todo contiene, el Sello de todo lo creado, la magnitud de las energías que en el Manantial de Luz actuaban.
Bajé a la parte más profunda del túnel, me introduje dentro de mí mismo, en los lugares que estaban faltos de Luz, de conocimiento; llegué hasta donde se esconde la ignorancia, hasta la parte más profunda del ser simple y mortal, mientras escuché a mi instructor, quien me dijo: graba y recuerda perenne este Saber, no lo olvides, él te dará sabiduría:
“Has llegado a lo más profundo de la mente humana, a los socavones más oscuros de la conciencia. Allí donde el hombre guarda escondidos todos los más bajos pensamientos y pasiones. Allí donde reposan en la forma más miserable y fría. Allí donde el hombre se escuda continuamente ante sí mismo y ante los hombres.
Allí en la parte más profunda del ser, en donde no hay vibraciones y en donde el alma no tiene nombre.
Allí, a este oscuro y mísero lugar donde el hombre esconde su conciencia y donde la masa del universo lo alumbra.
Allí, donde el hombre elige dioses y monumentos y los empotra en un pedestal.
Allí donde el hombre señala.
Allí donde el hombre levanta la mano y da nombre a las potestades.
Allí donde las fuerzas son letales; allí donde el hombre es un enano. Allí nace la oscura fuerza del pozo de la estupidez.
En ese lugar se forman los fanáticos, los que estructuran a los carneros que son llevados por las corrientes más fáciles y más agradables al oído del hombre, para que allí, poco a poco, sin mucha prisa, el hombre pierda su alma y se deje arrastrar y llevar hasta esa cueva donde se encuentra sentado imponderable, donde nunca cree que va a ser tocado jamás el más oscuro de sus pensamientos que afloran y rigen a los hombres de las más bajas vibraciones.
Allí, ellos encuentran su tributo.
Allí, ellos encuentran su premio.
Allí, ellos se encuentran, creen en la paz de todos los postulados de los demás y creen desde este sitio en donde se codean con los imbéciles, con los vocingleros, con la tozudez, con los hombres de poca monta.
Se codean y encuentran su nivel de vibración y encuentran su color y las mismas vestiduras y, desde allí, en voz baja, mascullan y conforman lo que creen les deparará la paz y el conocimiento que necesitan.
Desdichados y desgraciados son, porque ellos mismos buscaron su perdición”…
Recordé cuanto el Guía me enseñó en las cámaras del averno, en las cavidades infernales de quienes pierden su esencia.
Todos los encarnados deben caer hasta ese lugar, revisar “SU POZO DE LA ESTUPIDEZ”; si no lo hacen en vida, en la muerte ya no pueden hacer nada; “se encuentran con el crujir de dientes”: yo no era de allí y sin olvidar esta lección, como compañera de mis reencarnaciones siguientes, ascendí al Universo de Mi Consciencia.
Y escudriñé y busqué y me instruí en cuánto me faltaba por aprender; vi mis anaqueles de conocimientos vacíos, sin aprendizaje y de allí mi alma sustrajo mis mejores crónicas y las introdujo en el Alma de las memorias del espíritu; y vi cómo sucedió -fui testigo- estaba ante la Esencia del Sello, al TRONO DEL ANCIANO DE DÍAS, el del hombre…
Todos los Discos Memoria reunieron su presencia luminosa aprendida, la comprimían cada vez más.
El Primero del fuego carnal fue leído por el poderoso Señor de Días Creador de hombres, el que tiene Siete Estrellas en su diestra, mis discos y los discos memoria de toda la humanidad y anda en medio de las siete lámparas de oro del hombre, y de él vi guardar siete registros dentro del archivo de los cuatro fuegos, mientras se dijo:
“Al que venciere su carne, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”.
Luego el Segundo, como un caldero hirviente de sueños humanos, fue leído por el Alfa y el Omega, el Señor de Días, el que sería muerto y vivirá, y que da la corona de la vida y dijo esto:
“El que venza sus emociones, no sufre daño cuando llegue la segunda muerte”; y de él vi guardar siete escrituras dentro del archivo de seis caminos del mundo.
Luego el Tercero, el Trono Mental donde se esconde el “espíritu del mal”, fue leído por el Señor de Días, que tiene la Espada aguda de Dos Filos, de esta Verdad y Justicia, y dijo:
“Al que venciere su mente de tiempo, le entregaré su piedrecilla blanca, y en ella, escrito su nombre nuevo, para que pueda comer de la salvación preparada desde el principio del mundo”, y de él vi guardar siete escritos dentro del archivo de diez días del hombre.
Luego el Cuarto, corazón de obras, amor, y fe y fue leído por el Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y dijo esto:
“lo que tenéis en vuestro corazón luminoso, retenedlo hasta que yo venga y al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré la estrella de la mañana y autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también he recibido de mi Padre autoridad”…
y vi palpitar estas promesas y sentencias siete veces y ser enviados todos estos escritos, a las miles de gotas de sangre de los doce Tronos del final de los tiempos.
Luego el Quinto, que tiene la llave de vida y muerte, fue leído por el Amo y Señor de los Siete Espíritus de Dios, el Señor de Días y de las Siete Estrellas, y dijo esto: “Sé Protector y afirma las demás obras que deben morir para que tus vestiduras sean blancas conmigo; para así escribir tu nombre en el libro de la vida, y confesarlo delante de mi Padre y sus santos ángeles”…
y vi que estas palabras revisan todos los siete Discos Memoria dentro del archivo de diez y seis memorias del disco fiel.
Luego el Sexto, la puerta abierta que nadie puede cerrar, fue leído por el Santo, el Verdadero Señor de Días, el que tiene la llave de La Vid Eterna, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre, y dijo esto:
“Si guardas mi palabra en consciencia y verdad, yo te guardaré de la prueba del mundo entero.
Vengo pronto; que ninguno tome tu corona porque así yo te haré columna del Templo de mi Dios, y nunca más saldrá de aquí; porque escribiré sobre él, el nombre de mi Dios y de la gran estrella que desciende del Sielho (Shi-el-ho), de mi Dios, y mi nombre nuevo”…
y le vi comprimir en Luz, cada uno de los siete archivos dentro de las dos puertas de la luz interior.
Luego, y por fin, el Séptimo y final, la evocación fría y caliente, fue leído por el Testigo Fiel y Verdadero del Principio de la Creación de Dios, el Señor de Días y dijo esto:
“Yo reprendo y forjo a todos los que amo y estoy a la puerta del espíritu llamando al alma; y si alguno oye mi voz y abre su consciencia, entro a él, y ceno con él, y él conmigo, y le doy potestad para que se siente conmigo en mi Trono, como yo he vencido, y me siento con mi Padre en su Trono”…
y le vi leer toda la mente y pensamiento, todo conocimiento, comprimirlos y enviarlos a la ventana de Luz del Sexto, que comprimió aún más cada archivo, quitándolo del cuerpo.
En tanto esto sucedió, vi desfilar cada una de mis memorias.
Mis archivos de pensamiento y conciencia inicial se presentaban en sucesión de imágenes que no podía detener; y todo fue guardado en el código 144 mil del Tercer Día.
Así conocí el Alma humana, los Siete Pulsares de Espíritu y consciencia, las llaves del Alma que me hablaron así…
“Aquí llega el momento, en que el buscador iluminado, consciente de su gran descubrimiento, logra comprender que nadie habrá de renunciar a su progreso por causa de otro.
Habrá comprendido que todos constituyen la montaña y el bosque, sin dejar de ser árbol, planta, flor o fruto; pero independientes”…
Vi que el tiempo y el espacio existen para la Creación inicial; que el Supremo Palpitar se mueve y registra el ritmo de las CREACIONES de Luz y todo pensamiento inventado fuera de la Suprema Ley, no tiene tiempo, es atemporal y muere; desaparece tragado por la oscuridad sin tiempo, porque la Suprema Creación es Luz Inmutable, la cual llega a nosotros en el Manantial de la Conciencia, que los Maestros de Consciencia guían entre los hombres.
Ellos trasmiten y guardan estas Leyes para que el hombre no se pierda, porque El Corazón del Altísimo está sincronizado, preciso en Siete Sellos destellos de Impulso, su palpitar con todos los Soles desde los Universos Mayores hasta el sentir diástole y sístole de cada Hombre Universal, escrutando a los hombres de la Tierra, sincronizados desde el Corazón en cada célula, que guarda los impulsos espíritus en los Siete Espíritus Discos Memoria de DIOS en el hombre.
Así en el túnel, y mientras me desprendía del cuerpo; toqué y pulsé la fuerza de mi pequeño corazón, vi que en él se guardaba la grandeza de lo indescifrable y me asombré aún más, porque logré comprender en esencia, las claves de la Consciencia, que no muere en ninguna muerte, ni se pierde en las encarnaciones.
Comprendí que el Propósito del PALPITAR DEL CORAZÓN DEL ALTÍSIMO para el hombre, es registrar la vida de los Siete Discos Memoria, Espíritus de Dios que van por toda la Tierra; esa es la memoria del Alma, el latir del tiempo, cumplimiento dado a cada hombre para los Siete Días de Creación para que éstos se cumplan por encima y sobre la inconsciencia de los hombres, de los mortales insípidos que rechazan y vomitan la Ley del Supremo, que siempre, desde las Eternidades, ha dicho…
“YO ESTOY EN TUS CORAZONES AUNQUE NO ME SINTÁIS”: porque en esta Ley son creados los Sistemas Solares, las Galaxias, las Súper galaxias, los Universos y los Súper-Universos y dentro de cada orden, sus habitantes.
Todo es desde esta Ley del Padre en el hombre terrestre y Universal…
El túnel quedó atrás, había desencarnado.
Posteado por Oliver Mora.
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