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lunes, 7 de enero de 2013

Tiempo Para El Cambio DESPERTANDO Enrique Castillo Rincón, La Historia Verídica, De Un Hombre Contactado. Parte 6: “De Sorpresa En Sorpresa” (Situación En La Tierra ) Noviembre De 1973.


Lenta, muy lentamente nos dirigimos a algún impreciso lugar. Las estrellas, con suave tintinear salpicaban la cúpula de miles de puntos.

Mirando el visor, una especie de pantalla de Tv. pero mas alargada, capte la nave Nodriza perderse poco a poco mientras nos alejábamos.

Solo íbamos los tripulantes “mercurianos”, Krisnamerck y yo. Calculé, pondrían ser las cinco de la mañana.

Bajamos a la parte inferior de la nave explorador, a la cabina de observación. -Enrique-, me dijo Ciryl (Krisnamerck).

Vamos a responderte a la primera pregunta de porque no contactamos a las gentes en general. Observa detenidamente.

La nave comenzó a descender (Yo seguía con el traje espacial puesto). Enfocaron a unas personas dedicadas a labores de ordeño. Era dos campesinos detrás de un establo grande.

Tenían dos vacas atadas a una de las vigas del corral. Lo sobrevolamos a unos 300 metros de altura., -según los datos de Ciryl-de Manera que no nos viera.

Tan pronto sintieron nuestra presencia, observaron incrédulos, y corrieron despavoridos a guarecerse en la pequeña cabaña cercana al establo.

Las reses, con apreciables muestras de pánico, tumbaron con las patas los recipientes de leche y rompieron los laso lanzando coses a diestra y siniestra, perdiéndose en estampida.

Otras vacas dentro del corral y dos caballos se mostraban intranquilas con movimientos muy nerviosos presintiendo algo anormal.

De la cabaña salieron primero un perro y luego tres hombres. Les seguía una mujer secándose las manos en su delantal y un niño de 8 años.

Todos miraban el cielo señalando hacia el lugar donde nos encontrábamos. Escondidos, o mejor, camuflados por una nube, apreciábamos todos los movimientos de estas gentes.

¡Me había respondido la primera pregunta! Para mis adentros pensé, que tal vez al hombre le hace falta mucha preparación para sufrir un contacto extraterrestre.

Una idea cruzo por mi cabeza, y con ella intenté justificar la actitud de los campesinos, atribuyéndoles su origen humilde e iletrado.

Pero si eran ignorantes, ¿Cómo no se iban a asustar? Ciryl debió leer mis pensamientos. Interpretando mi sentir de aquel momento, dijo:

-Ahora vamos a realizar otra experiencia muy similar, pero con gente de la ciudad.-

Nos alejamos de la granja, aproximándonos a una carretera transitada sobre todo de camiones cargados de ganado, alimentos y materiales en general.

Los dejamos pasar sin novedad. A lo lejos un Jeep, pero tampoco satisfizo a Ciryl: Unos minutos mas tarde, se acerca un automóvil a gran velocidad. Ese era nuestro objetivo.

Al volante iba un hombre de unos 35 años charlando animadamente con su compañero de viaje.

Juntos, con corbata (un poco suelta y floja sobre la camisa) delataba su origen citadino. Un tercero dormía en el asiento trasero.

Con unas descolgada vertiginosa nos movimos hacia el automóvil, intentan demostrarles nuestras intenciones pacificas.

El chofer en rápida maniobra, lanzó el carro hacia un lado de la carretera, para quedarse embarrancado en una pequeña cuneta.

Los dos hombres de la parte delantera del auto abrieron las puertas laterales y se echaron a correr con gran desesperación.

El tercero se despertó bruscamente, sorprendido y desconcertado, observo a sus compañeros correr a campo traviesa sin saber que ocurría.

Abrió la puerta y miró hacia arriba entre temeroso y desconcertado. Nosotros seguimos oteando su actitud a unos 200 metros de altura.

Al vernos, también corrió e intento pasar una cerca de púas, rasgando su saco y quedándose parte del instado al alambre. Los tres, gritando, se escondieron entre la maleza.

Nos miraron de lejos, excitados, no encontraron una respuesta sensata a este suceso. Nos alejamos del lugar. Ciryl, a mi lado me miró preguntando:

-¿Cómo te parece?, ¿Qué dices ahora?-

-Son increíbles las reacciones humanas ante lo desconocido,- dije.

Estas personas son de otro nivel cultural diferente, son de la ciudad….ahora comprendo bien que “ellos” no pueden traumatizar a las gentes solo para demostrarles su existencia.

Además, esa no seria nunca la forma de entrar en contacto con nosotros. Necesitamos una preparación previa muy bien dirigida por nosotros mismos, de hecho ya ese programa esta en marcha.

-Enrique, vamos a responder la otra pregunta. ¿Por qué nosotros no contactamos directamente con los Líderes y Gobernantes de la Tierra o con gentes importantes? Espera un poco más.- dijo él.

Silenciosamente, y sin sentir movimiento alguno, nos dirigimos con velocidad moderada a gran altura hacia un lugar desconocido.

Había amanecido y los rayos solares arañaban delicadamente la estructura metálica, produciendo colores de hermosas tonalidades. No acerté a mirar por la cabina de observación. Tal vez por estar sumido en mis confusos pensamientos.

Ciryl había abandonado la sala y al entrar de nuevo, unos diez minutos después llamo mi atención al ventanal.

Se dibujaba milimétricamente, como en los mapas de los libros o fotos de satélite el continente Africano, el que identifiqué sin gran esfuerzo. Con curiosidad me di cuenta de la posición del sol.

Cuando dejamos a los aturdidos viajeros estaba en una posición y ahora se encontraba al otro lado. De hecho, había visto sin poder explicármelo, dos amaneceres o salidas del sol.

Ciryl me explico que en esta parte del planeta era por la tarde y agregó, desviándose del tema:

-Todos los fines de año, los lideres aquí hablan de cosas con hermosas palabras, refiriéndose a los derechos humanos, y en especial de los niños, también del hambre en todo el mundo.

Planean formulas para acabar con esas lacras y siembran de esperanzas los corazones de sus súbditos.

La triste verdad es otra. ¡Mira la pantalla de observación y medita sobre lo que te queremos decir!-

En un país africano que no pude identificar, una aldea perdida en una semidesierta planicie presentaba un sombrío panorama.

Una larga fila de mujeres, niños, hombres y ancianos esperaban que le fueran entregados algunos pocos panes y otros alimentos.

Infantes con abultados estómagos comían sus mendrugos, mientras una multitud de moscas se paraban en sus caras y cuerpos.

Mujeres embarazadas con la mirada perdida, parecían contemplar sus crios debilitados por el hambre.

En una ambulancia de la Cruz Roja Internacional, dos médicos y dos enfermeras atendía a los enfermos, vacunándolos y entregándoles una ración de comida.

La fila era conservada, gracias al esfuerzo de miembros del ejercito que cada tanteo levantaban las arma para mantener el orden.

Todo era desolación y ruina. El viento levantaba tímidas polvaredas hasta los rostros y cuerpos de estos indefensos negritos.

Unos ancianos flacos y débiles, ayudados tal vez por familiares esperaban ser atendidos.

Observé con mucho cuidad en unas cabezas algunas enfermedades desconocidas para mi, dejando al descubierto unos granos entre blancuzcos y sanguinolentos.

El cuadro era triste y deprimente.

Ciryl agrego:

-Lideres espirituales y políticos no solo de África, sino de todo el mundo hacen armas de esta situación. Fundamentando sus promesas con ejemplos claros como éste, que acabas de ver.

Enrique, no hacemos contacto con personas de las que estamos desconfiando a cada momento.

Personas que enarbolan sus banderas de la paz y de la compresión, cuando lo que pretenden en realidad, es todo lo contrario, para así conservar sus posiciones de poder y prestigio.-

Nosotros observábamos el panorama escondidos o camuflados en una nube. Todo lo veíamos claramente. El sol se estaba ocultando en el poniente. Esta gigantesca bola rojo-anaranjado daba la impresión de estar quemando todo. Eran un atardecer melancólico.

El dialogo sereno, pero preciso, abierto y sin contemplaciones de Ciryl, era aterrador. No hizo ningún esfuerzo por menguar los efectos de sus palabras. Hablaba con la verdad a flor de labios explicando paso a paso y con inderrumbables argumentos la situación del planeta.

-Tarde o temprano, vosotros superareis esta situación.- dijo él.

-Ciryl, ¿Cuándo es “tarde o temprano”?

-No lo se a ciencia cierta, depende de muchos factores. Es verdad que muchos hombres y organizaciones han tomado un poco de conciencia, presionando a los gobiernos a dar soluciones más tangibles a los problemas; sobre todo, lo que tienen que ver con la educación.

Luchan para que sean establecidos programa efectivos de control de nacimiento. Sin embargo, se ven frenados por el sistema de castas, precisamente en los países mas necesitados y por las profundas arraigadas convicciones religiosas.

Esto impide soluciones a corto plazo. Solamente la necesidad inherente al desarrollo humano, por remediar estos problemas, lo llevara a trazar metas razonables.

Los gobiernos tendrán que pactar acuerdos con las organizaciones religiosas para evitar un choque en la psiquis humana, en la concerniente a la educación, control planificación de nacimientos. De esta manera, todo el planeta será beneficiado.-

Ciryl, con gran conocimiento de la política mundial, explicaba detenidamente el juego producido entre todos los sistemas del mundo. A decir verdad, fue poco lo que pude entender.

Mis conocimientos sobre políticas son escasos y nunca me ha gustado inmiscuirme en los predios. El extraterrestre lo sabia, pero continuaba su explicación.

-¿Cual es, a su juicio el sistema político mas apropiado para dar solución a este estado de injusticia y caos en todo el mundo?- pregunté.

-Ninguno Enrique, ninguno va a prevalecer.-

No me lo dijo directamente, pero fue tajante. Yo supuse, esto incluía al comunismo al capitalismo y a todos los otros sistemas políticos.

-También sucederá con las religiones, no es un proceso cercano. Pero con el tiempo los hombres aprenderán a desprenderse de sus lazos con las ideas religiosas que los atan y lo mantienen esclavo.

Faltan mucho, muchos años para lograrlo, pero al fin sucederá. En realidad estos acontecimientos, algunos próximos a acaecer, forma parte de una cadena necesaria par acelerar la evolución del hombre.

Muchas personas morirán en esos cambios, muchas especies de animales desperecerá. : Las gentes lucharan en las ciudades para conseguir alimentos y sobrevivir.- dijo Ciryl.

En un capitulo aparte explicare detalladamente como sucederán estos acontecimientos. La nave se encontraba en movimiento.

Estábamos de regreso. A través del ventana vi agua y mas agua. El mar, de un profundo azul, estimulaba mi imaginación para dirigirla al infinito horizonte.

Si nuestro viaje a África duró cerca de 10 0 12 minutos, el regreso demoro unos 20, hasta encontrarnos de nuevo en territorio suramericano, no sin antes me hubiera señalado Ciryl algo que se desplazaba por el cielo ¡era un avión!.

Cuantos pensamientos pasaron por mi mente en ese instante. Al terminar el mar, una tupida y embarazada selva cubrió el panorama por muchos cientos de kilómetros.

Volábamos muy alto. Recordé las palabras de Ciryl quince dias atrás, en la madrugada del 3 de noviembre, cuando se refirió a la forma como tomaban sus alimentos de los árboles y almacenaban la clorofila para procesar mas tarde.

Según los extraterrestres, eligen las mejores y mas nutritivas clases de plantas, precisamente aquí, en Sudamérica, la riqueza vegetal es muy variada, permitiéndoles seleccionar a sus gustos.

Hasta lo que pude enterarme, los viajero de la pléyades no consumen carnes solo especies de mariscos, deliciosos y de un valor nutritivo alto.

Habíamos penetrado bastante en la selva Amazónica. Pude detallar muy bien lo rios y algunos claros selváticos, gracias a que volábamos muy bajo y a velocidad reducida. Esa sensación de lentitud Quebró mi aparente apatía durante el viaje.

Hasta ese momento seguía sin entender cuales fueron las verdaderas razones que propiciaron mi encuentro con los extraterrestres. No siendo un personaje importante en este mundo, sin conexiones ni influencias con una vida intrascendente hasta el contacto con “ellos”.

Decían que yo conocía la razón de todo esto y la verdad es que la ignoraba por completo. Solo había algo que me unía estrechamente a Ciryl.

Era un sentimiento diferente al de la simple amistad. Lo sentí como hermano…muy profunda era la sensación.

Esa afinidad propia de seres que se han conocido por mucho tiempo, encontrándose en una situación adversa y con el ánimo de ayudarse mutuamente. Pueden ser suposiciones, pero Ciryl era mi hermano en el tiempo y en el espacio.

Ni siquiera los miembros del grupo captaron el real significado de esta experiencia colectiva, porque hoy, años después, estamos distanciados, no solo física, sino espiritualmente.

¡Estuve solo y sigo estando solo!

Las conversaciones de mis amigos alienígenas, en vez de aclarar los pensamientos, los iban sumiendo en la más completa oscuridad.

Por eso, inclusive para mi, es un poco difícil, reconstruir, el sentido exacto de sus palabras, pero lucho por comunicar las idea que “ellos” pretendieron inculcarme durante los encuentros físicos a bordo de sus naves y en los casi 100 mensajes telepáticos al calor de las agotadoras reuniones, conjuntamente con los integrantes del grupo.

No estaba protegido, y quedaba a mi propio criterio el contar con detalles toda mi experiencia. Tampoco tenía la menor idea del servicio prestado al contactar con los extraterrestres.

La nave se iba deslizando suavemente en nuestro recorrido por las selvas suramericanas. En un claro grande entre los arboles divise un caserío indígena.

Mire a Ciryl en ese momento, pero él le resto importancia al hecho. También el pensaba.

-Enrique,- dijo, -ésta no es la última vez que nos veremos. Aun falta entregarte algo importante para que lo des a conocer si tu lo estimas conveniente. Pero recuerda que no tendrás apoyo ni ayuda de nosotros.-

-Ciryl, ¿ustedes ven a menudo esa tribus en la selva?

-Si, lo hacemos, pero hasta el momento no hemos entrado en contacto con ellos.- dijo él.

-¿Pero, como es posible que ustedes no intervengan, dándoles alguna motivación a estos indígenas para salir de su atraso y salvajismo?-

-Solamente una vez hemos intervenido con ayuda, a éste tipo de organizaciones atrasadas. Hace muchos años, quizás, mas de 40, evacuamos de este planeta unas 38 personas, miembros de una tribu esquimal (Probablemente de Canadá o Alaska).

La mayoría, ancianos desprotegidos y hambrientos, que sin nuestro concurso, hubiesen perecido, irremediablemente.

Los jóvenes habían abandonado a sus mayores, se fueron en busca de trabajo a las exploraciones petroleras de algunas zonas.

Como bien lo debes saber, los esquimales viven de la caza y la pesca, el intercambio de pieles y otros, con algunos cazadores de estas regiones. Sin estos recursos, habrían muerto. Fue una intervención necesaria.-

En el fondo, esta respuesta conllevaba una contradicción. Había ayudado a los esquimales, pero no querían establecer contacto con esto indígenas de las selvas, no entendí porque.

No me quedaba otra posibilidad de preguntar directamente el criterio de ellos sobre el hombre mismo.

-Ciryl, ¿cual es tu concepto de fondo sobre el ser mismo?-

Como si hubiese estado esperando una pregunta, Ciryl, sin miramientos y contemplaciones, tajante y seguro, me respondió:

-El hombre es la LEY. Por el hombre y para el hombre se han creado los mundos habitados, y todo lo que existe en ellos, para ser utilizado por los seres humanos.

El puede controlar las fuerzas de la naturaleza, siempre y cuando, obre con sabiduría, al conocer las leyes que lo rigen. Todo puede ser sometido por el Hombre.

El Hombre es la LEY, y la LEY, es la Suprema Armonía Universal. No es el hombre de la Tierra, el hombre, es del Universo. El hombre es la síntesis del Universo, Principio y fin de todo.

El día que desaparezca, desaparecerá, también con él, el universo. En el hombre esta contenida toda la Sabiduría Universal. El es LA LLAVE, es la Clave.-

Con cada uno de sus expresiones, Ciryl me estaba demostrando las diferencias entre la lógica humana y la lógica de los extraterrestres.

Por lo visto, es la nuestra la equivocada, porque estaba aportando un gran conocimiento y sabiduría para respaldar sus ideas.

Esto es solo una apreciación mía. Fuimos dejando las selvas, y de nuevamente el inmenso llano se abrió con todo su esplendor y vistosidad.

Desde arriba era muy fácil apreciar el panorama con amplitud.

Ciryl se levantó de su asiento y salió de la sala, En el momento de hacerlo, uno de los tripulantes mercurianos entró, y siempre sonriente, solo atinó a dirigirme una mirada, sin pronunciar palabra o sonido alguno.

Era Ciryl que me comunicaba sus mensajes y guiaba mis pasos. El mercuriano miró a través de la claraboya (tragaluz, con tan de forma reducida), hizo un gesto y salió de nuevo.

Desde mi asiento podía ver cómodamente a través de la ventanilla (mas parecida aun visor), que se podía mover para darle la graduación conveniente. Habían transcurrido unos minutos cuando Ciryl entró.

-Vamos a llegar a nuestra nave. Es importante que puedas observarla de cerca.- dijo Ciryl.

Subimos a la cúpula donde se encontraba la sala de controles y se guiaba la nave.

En el inmenso cristal, vimos un punto opaco que iba aumentando de tamaño hasta dejarnos ver la suntuosa e impresionante Nave Madre.

La velocidad a la que iba, nuestra pequeña nave, daba la impresión de lanzarnos hacia un choque seguro.

De la parte inferior del “ballena” se fue abriendo poco a poco una rampa. Este acople fue en extremo diferente a nuestro primer viaje.

Al hacerlo, todos los controles del mini-transporte se apagaron. Una fuerte succión manejaba la dirección y velocidad.

Daba la impresión de que a bordo nada funcionaba, Ciryl y los “mercurianos” observaban muy atentos la maniobra sin inmutarse un solo instante.

Durante todo el viaje no sentí movimientos, pero ahora sin ser violentos, rítmicamente me sentí balancear.

La velocidad de mi cuerpo fue estimulada por un campo lectónico, sin provocarme molestas sensaciones.

Pude apreciar en la parte de atrás de la nave unos gigantesco tubos rectos, cuyo servicio no pude deducir.

-Enrique, con ésta nave realizaremos una operación de limpieza en ésta zona.- dijo Ciryl.

El mini transporte, perfectamente teledirigido, entro por una compuerta abierta y se deposito suavemente en un “hangar” muy grande, donde se encontraban otras naves.

Oliver Mora.

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