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jueves, 27 de septiembre de 2012

¡QUÉ RICO SER POBRE! – Vivir sin dinero


Los Freeganos es un movimiento que surgió en los Estados Unidos, su nombre procede de la combinación de las palabras free (en inglés – libre) y vegano (persona que no come carne ni derivados de animales) y que buscan un modo de vida libre, sin ataduras al modelo imperante del consumo desaforado de las sociedades modernas, que buscan aprovechar los recursos que estas sociedades descartan y tiran a la basura, para aprovecharlos, establecer círcuitos cíclicos como se dan en, siendo una de sus máximas la compartición de las cosas, al estar todo relacionado.

El “movimiento Freegano” se atribuye a personas de clase media, muchos de ellos con formación universitaria que, hastiados por un modelo partidista y conductor, despilfarrador de recursos naturales, desigualitario y nada consecuente, inspirados en casos como el de Mark Boyle y Heidemarie Schwermer, deciden salirse del sistema de las sociedades de consumo, cuyo omnipresente dios al que veneran es el dinero, y aprenden a vivir sin el papel moneda, como máximo exponente hacia el desprendimiento de lo material, para “ser” en lugar de “tener”.
Se estima, que hoy en día, “existen” más de 1.000.000 de freeganos en todo el mundo, repartidos en paises como Estados Unidos, Brasil, Argentina, España, Corea, Estonia, Suiza, Alemania y Gran Bretaña.
Su residencia es la ciudad, su cobijo, cualquier lugar que le proporcione un sitio cálido, sobre todo el factor humano, viven en solares abandonados, bajo puentes, en árboles.  Trabajan en organizaciones como voluntarios, reutilizan e intercambian todos los objetos que las sociedades de consumo despilfarran, se hacen favores, se intercambian servicios, todos ellos con el más grande y eterno “contrato” que jamás haya sido elaborado por el hombre: “la palabra”, como en Gamarra (Perú) (El orden espontáneo).
Para ellos, vivir sin dinero es una elección. Los más radicales no usan ni jabones ni productos de higiene comerciales, ni medicamentos industriales, ni productos de la era tecnológica como celulares, ni Ipod, ni televisión ni automóviles, símbolos indiscutibles de las sociedades de consumo.
“Vivir sin dinero”, es otro de los movimientos que surgen como respuesta a las sociedades de consumo, en el que Mark Boyle ha sido uno de sus inspiradores. Mark solía usar ropa de marca, trabajaba en una empresa de alimentos orgánicos y veneraba al dios del “dinero”. Un día, mientras discutía con un amigo en un bar sobre los problemas que aquejan al mundo, decidió renunciar a todo por un año. Probar si era posible vivir sin un solo centavo en Inglaterra.
En 2008, y tras regresar a Inglaterra al finalizar sus estudios de economía en Irlanda, se fue a vivir a un viejo remolque al que le adaptó un par de páneles solares para poder usar la computadora para hablar sobre su proyecto (el único lujo permitido), fabricó un baño ecológico, consiguió una estufa de leña y se despidió del mundo capitalista. Su objetivo era comprobar que aún sin dinero, era posible sobrevivir en un mundo cada vez más consumista.
Le dijo adiós a la electricidad, a los almacenes, a los vehículos y a los baños convencionales incluído el papel higiénico, que reemplazo por diarios viejos. Construyó un “aseo seco”, cavó un agujero en la tierra que hace las veces de retrete, para ducharse usa el agua de lluvia que acumula con una bolsa y para lavarse los dientes utiliza huesos de pescado y semillas. Se mueve en bibicleta y su esencia del “tener”consiste en una mochila, pues sus pertenencias sólo ocupan esta alforja.
No se considera pobre: come tres veces al día, lee y se mantiene informado de lo que sucede en el mundo. “Comenzó siendo un experimento, pero el estilo de vida terminó por gustarme, nunca había estado tan feliz”, asegura.
Boyle siempre ha indicado que lo peor  de su proyecto personal fué el comienzo, hacer un cambio de vida tan radical es complicado, hacer esas nuevas tareas no conocidas antes por él, le requerían de mucho tiempo, pero no se arrepiente. “Mi familia ha sido quien más me ha apoyado. Creo que se decepcionarían si volviera a usar dinero”. El plan de Boyle, “es a largo plazo”, pretende continuar sin una libra en el bolsillo.
La maneras de obtener comida sin dinero:
  • Recolectar: es el origen de la especie humana cuando el hombre era cazador/recolector. Consiste en ir a tu bosque/campo/selva cercano y recolectar frutos salvajes, plantas silvestres comestibles.
  • Cultivar: en un trozo de tierra, crece cualquier tipo de planta.
  • Rebuscar: en los establecimientos de consumo, muchos de los productos se descartan y se tiran. A pesar de que en la bolsa diga que ha caducado, muchos no lo están. Ésta es la manera en que Boyle obtiene gran parte de su ingesta calórica. Tan sólo en Europa si tira a la basura diariamente más del 40% de los alimentos que se producen.
  • Intercambiar: éste es uno de los principios de la freeconomía. Conoce a vecinos , amigos, colegas e intercambia los alimentos que tú recolectas/cultivas por los de otros. El trueque, es un elemento fundamental para socializar y para la supervivencia alimentaria.
Boyle señala que: “Alguna vez toda la humanidad vivió sin dinero. De hecho algunas sociedades todavía lo hacen, no podemos continuar en el mismo sistema de acumulación infinita en un planeta finito”.
Su iniciativa desencadenó el movimiento ‘Vivir sin dinero’ que se basa en el concepto Freeconomy, creado por él, que plantea un mundo basado en el intercambio, la solidaridad y la desaparición del dinero.
La utopía de vivir sin dinero
Una Freeconomía, es una sociedad en la que las transacciones monetarias no son necesarias. Basada en tres principios, la sociedad se hace autosostenible y puede solucionar sus necesidades básicas sin tener mayores problemas.
  • Toolshare: Cualquier persona que entre en la sociedad deberá aportar aquellas herramientas que haya adquirido previamente, para que éstas sean compartidas.
  • Skillshare: Para sobrevivir, los miembros de la comunidad tienen que estar en un constante aprendizaje de habilidades. Éstas serán compartidas entre los miembros del grupo. Si alguien sabe cultivar la tierra, será su tarea hacer que ese conocimiento se vuelva común entre todos.Landshare: La premisa es aprovechar el territorio disponible para darle a los habitantes de la comunidad un mejor nivel de vida. Ningún espacio se desaprovecha en la freeconomía.
Mark Boyle es autor del libro The Moneyless man (“El hombre sin dinero”) y creador de una comunidad online de freegans.
No es el único
La alemana Heidemarie Schwermer empezó hace más de 15 años, la experiencia más populista de Boyle, y vive de lo que las personas comparten con ella, a cambio de limpiar sus casas, barrer sus calles o hacerles sesiones de psicoterapia.
Schwermer es una psicoanalista de 70 años, que tras la muerte de su esposo decidió replantearse su estilo de vida. Con una jugosa pensión asegurada y una reputada carrera profesional, cualquiera diría que perdió el juicio el día que decidió limpiar casas a cambio de lo que las personas quisieran darle pero ella tenía muy claro su objetivo: desprenderse de las ataduras materiales. Decidió librarse de los bancos, las hipotecas y las deudas y de los trabajos esclavizadores para ganar un salario.
“Cuando empecé ofrecía mis consultas pero me di cuenta que las personas querían que les ayudara a limpiar. Así que yo limpiaba las ventanas, los pisos, la calle (…) un montón de horas al día”, comenta Schwermer
En 1994 fundó una organización de trueque de tareas, en la que las personas ofrecían sus conocimientos y habilidades a cambio de los servicios de otros, en Dormund, Alemania. “Luego entendí que para dar y recibir hay que estar en armonía contigo mismo. Y ese fue el cambio. Hoy en día puedo recibir sin pensar en el otro lado, o puedo dar mucho (ahora mis consultas más que la limpieza) sin pensar que la otra persona debe darme algo“, agregó orgullosa.
Hoy vive en una Casa de Cultura en Dortmund, Alemania, da consejos gratis online sobre temas terapéuticos y a cambio del servicio de Internet, cocina para cinco personas.
La historia de Schwermer inspiró el documental, “Viviendo sin dinero”, que fue estrenado el año pasado y que ha sido visto en más de 30 países. La mujer también publicó su biografía, que lleva el mismo título.
“La ultima vez que manejé dinero se usaba el marco, no el euro”, asegura Schwermer, quien al igual que Boyle cree en que puede llegar el día en el que el dinero no sea necesario.
En las sociedades de consumo: sin dinero, no hay acceso a los alimentos.
En algunos medios de comunicación se hacen eco durante estos días, que según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cada año se arrojan literalmente a la basura179 kilogramos por persona en la Unión Europea (UE) —89 millones de toneladas—, cuando los expertos advierten que el 60% de estos alimentos está en buen estado. Mientras tanto en el caso particular de España, a través de los 54 bancos de alimentos de la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal), se distribuyeron alimentos a 1,3 millones de personas consideradas a todos los efectos como“nuevos pobres”.
La mayor parte de los alimentos se desechan en los hogares (hasta un 42%), seguidos de la industria (39%) y la distribución (5%), según datos de Fesbal. Desde la organización de los consumidores Facua, alertan de que el desperdicio de alimentos responde a las técnicas de las grandes marcas para que se compre por impulso.
Estos datos no son nada más que la punta del iceberg. A la vergonzante situación de tirar alimentos, en un mundo con más de 1.000 millones de personas que pasan hambre, debido a un modelo desigualitario en la distribución, se retroalimenta con decrecimiento de los recursos naturales de los que dependemos. Y es que por cada caloría que nos llevamos a la boca, en forma de alimento, gastamos 10 calorías en producir, comercializar y distribuir ese alimento. Son consecuencias de las sociedades de consumo en un mundo global. Todo ello, gracias a una fuente energética que declina y que no existe sustituto global, ni en cantidad ni en calidad. Las emisiones de CO2 y el cambio climático son otras de las consecuencias del modelo.
La huella hídrica que el modelo alimentario global ocasiona: se necesitan 16.000 litros de agua para poner en el mercado 1 kg de carne de vacuno, 3.920 para 1 kg de pollo, 3.000 para 1 kg de arroz, 2.000 para 1 kg de papel y 140 para una taza de café. La huella hídrica de China es alrededor de 700 metros cúbicos por año per capita. Solo cerca del 7% de la huella hídrica de China proviene de fuera de China. Japón tiene una huella hídrica total de 1.150 m3/año/per capita, alrededor del 65% de esta huella proviene de exterior del país. La huella hídrica de EEUU es 2.500 m3/año/per capita. La huella hídrica de la población española es 2.325 m3/año/per capita. Alrededor del 36% de esta huella hídrica se origina fuera de España.
La paradoja del sistema de producción alimentaría actual reside en que millones de consumidores ricos en el primer mundo fallecen por enfermedades relacionadas con la riqueza (enfermedades coronarias, infartos, diabetes y cáncer), provocadas por una elevada ingesta de carnes ricas en grasas alimentadas a base de cereales, mientras que en el tercer mundo la gente muere de enfermedades provocadas por la falta de alimentos, al no tener posibilidades de acceso a la tierra para el cultivo de cereales y a la escasez de agua.
El precio de los alimentos y del petróleo. Los cultivos improductivos. El cambio climático. Las injustas reglas del comercio internacional. El declive de los mercados. El acaparamiento de tierras por parte de multinacionales y gobiernos. Todos estos temas están relacionados entre sí, y son algunos de los motivos que contribuyen a mantener un sistema de alimentación mundial dirigido por un pequeño grupo de empresas y gobiernos privilegiados, que favorecen sólo a unos pocos. El sistema está fallando.
Otros cientos de personas anónimas, hacen una vida sin dinero.
Son muchas las personas que un día decidieron cambiar de vida, algunos sin saberlo por circunstancias de la propia vida, otros, Freganos, Freeconmy’s o como Abioud, que se considera un Vagabundo Profesional, por que eligieron ellos ese cambio de vida. Estos últimos tienen un denominador común, han surgido de las Sociedades de Consumo, hastiados y angustiados por un sistema que presiona, segrega, derrocha, despilfarra y consume, a su propio consumidor.
En un sistema dónde “tener es ser” ha surgido personas, grupos de ellas que señalan que otro camino es posible, donde los valores de compartir, ayudar, apoyar, disfrutar y en definitiva, la de ser feliz, se encuentra en la línea del “ser”.
Hemos retrado aquí a los más mediáticos, de los que más se hablan en los medios globales, pero a todos los que de forma anónima, a los menos mediáticos les debemos el sueño de que otra vida no sólo es posible, sino algunos de ellos fueron valientes en cambiar y ya lo están haciendo, a todos ellos sencillamente gracias por demostrar que es posible. Como tributo a todos ellos, os invitamos a ver el documental “Qué Rico ser Pobre” aportado por Ricardo Trevino Lohman.
Saludos. F.V.I.
Visto en :  R-evolucion

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