Creo que debemos asumir la imposibilidad de pagar la deuda o, caso contrario, hipotecar al país por décadas. Un país deshecho, con problemas añadidos de conformación como Estado y en plena debacle del modelo pactado en la Transición.
Sólo la contumacia del Gobierno y la perseverancia en arrasar su país pueden explicar los discursos vacuos, los lugares comunes y las salidas de tono. El incendio que van a provocar pondrá el corolario a este horror. ¿Son conscientes de la situación?
Sólo hacen falta unas pinceladas. De aquí a fin de año el Gobierno debe pagar en concepto de servicio de la deuda unos 40.000 millones de euros. La más que previsible desviación del déficit previsto para 2013 puede suponer un pago de 65.000 millones más en ese año. En conjunto un 16,5% del PIB.
Si a esto le añadimos la caída de ingresos como consecuencia de la provocada disminución de la actividad y el consumo, nos encontraremos con que el recurso al endeudamiento se hace obligatorio. Endeudarse para pagar los intereses de la deuda, y así ¿hasta cuándo? Se avecina un recorte en los ministerios que puede oscilar entre un 17 y un 20%; la inversión se paraliza y los recortes en Sanidad oscilan entre un 13 y un 15%.
Las previsiones de decrecimiento siguen superando las del Gobierno y la sensación que los datos sustentan es de caída libre. Los juegos de palabras acerca de si se va a pedir el rescate (blando o duro) o se va a obtener una línea de crédito son simplemente frivolidades para el consumo de quienes juegan a auto-engañarse y a engañar a los demás.
El horror
El horror es el objeto del monólogo que el coronel Kurtz (Marlon Brando) recita ante el capitán Willard (Martin Sheen). La guerra y el horror en que el ser humano se abisma como sujeto activo y pasivo de la misma son descritos en una escena que no se puede olvidar. Salvando la distancia de las armas y los muertos en acciones bélicas, la situación de España hace revivir la genial interpretación de Brando.
Fuente: Eleconomista
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