AMOR, VIDA Y CONSCIENCIA, Parte 2: Introducción (El Viejo Mundo Se Derrumba Porque Emerge Un Nuevo Mundo), Emilio Carrillo
El viejo mundo se derrumba aquí y ahora. Las evidencias se multiplican de una punta a otra del planeta y en la vida cotidiana de las personas.
Por todos lados se habla de crisis y son muchos los que señalan que vivimos una “crisis sistémica”.
Con esta etiqueta intentan describir algo que, realmente, va mucho más allá y es consecuencia de los movimientos sísmicos que sacuden lo que aún son los cimientos de la sociedad contemporánea a escala global:
finanzas y economía, política e instituciones, entramado científico-militar y religiones.
Un marco crítico en el que el miedo, la inseguridad, la miseria, la violencia y el desconcierto se extienden sin cesar por la geografía humana y se tambalean los paradigmas sociales, las escalas de valores y los referentes culturales, mientras la depredación del medio ambiente es cada vez más potente y se ve acompañada de un fuerte y creciente cambio climático.
Y junto a estos “terremotos” en el mundo exterior, acontecen otros que no se quedan a la zaga: los que experiencian en su vida diaria y en su interior los seres humanos, todos sin excepción, con independencia de su estatus social, su situación económica y su lugar de residencia.
Cuando tantas vueltas se dan al célebre solsticio de invierno de 2012 y a sus impactos en 2013 y años venideros, son muchos los que se hacen idéntica pregunta:
¿De verdad está pasando o va a ocurrir algo?.
La respuesta no está en el exterior, sino en el interior.
Recordando el título, Blowin’in the wind, de la famosa canción de Bob Dylan, la respuesta está flotando en el viento de tu Ser y el mío, en tu vida y en la mía.
Ahí, en el interior de cada cual, es donde acontecen los famosos “cataclismos” en los que, erróneamente interpretados como fenómenos físicos del mundo exterior, algunos andan tan empeñados.
Nuestra mente otea siempre el “exterior”, pero el cambio es “interior”, por más que tenga manifestaciones en el exterior.
Y, desde el punto de vista colectivo, asistimos al derrumbe del viejo mundo.
Con él, de una vieja Humanidad y de una vieja vida, la de cada uno.
Al unísono, un Nuevo Mundo emerge.
Con él una Nueva Humanidad y una Nueva Vida: la de cada uno.
Y el viejo mundo se derrumba aquí y ahora no por casualidad, sino, precisamente, porque emerge un Nuevo Mundo.
Y en la medida que el Nuevo Mundo vaya plasmándose y configurándose, el viejo mundo irá acelerando su disolución (no al revés).
La Madre Tierra va por delante y está a punto de culminar su transformación dimensional y vibracional.
Por tanto, la caída del viejo mundo es nuestra obra como co-creadores que somos.
Es nuestra voluntad de Amor, Armonía y Paz la que se está empezando a hacer realidad.
Así de sencillo, así de real.
¿Nos vamos a asustar ahora porque se está haciendo realidad el mundo que, tantas veces y con tanta intensidad, hemos soñado?
¿Vamos a ser como Edith, la mujer de Lot, que miró hacia atrás, convirtiéndose en una estatua de sal, cuando ya había emprendido el camino hacia la Nueva Vida tan anhelada?.
¡Aquí está ya esa Nueva Vida!. Cae un viejo mundo que tuvo su función mientras sirvió para nuestro avance consciencial, expresado en términos de este plano dimensional, donde los hechos y procesos son contemplados bajo la perspectiva del espacio-tiempo lineal.
Despidamos a ese viejo mundo sin rencor y con agradecimiento, comprendiendo que las experiencias vividas en él nos han ayudado a modificar paulatinamente nuestro estado de consciencia y han situado las bases del nacimiento del Nuevo Mundo, como el invierno es la antesala de la primavera y la prepara y cultiva con mimo y cariño.
Cumplida su misión, digamos adiós al invierno, al viejo mundo, dándole las gracias desde nuestro interior.
Su derrumbe se irá expandiendo e intensificando a lo largo de los próximos años y lustros en la medida que el Nuevo Mundo vaya emanando y consolidándose desde nuestros Corazones.
En paralelo, muchos seres humanos acometen e irán acometiendo su Metamorfosis: una profunda Evolución Interior que los transformará en odres nuevos para el vino nuevo.
La manifestación exterior del derrumbamiento del viejo mundo será la acumulación del viejo poder cada vez en menos manos.
Así hasta que todo ese poder omnímodo y global, tras numerosos conflictos y confrontaciones, quede en posesión de uno sólo, el Abominable o Anticristo al que se refieren los textos cristianos.
Pero desde la perspectiva interior, ello coincidirá con el completo anclaje del Nuevo Mundo y la disolución definitiva del viejo: el Cielo en la Tierra, la Segunda Venida a la que igualmente hacen mención esos textos, La Metamorfosis ya ha comenzado y estamos recordando entre todos lo que realmente Somos y Es: es el Despertar Consciencial.
Y ello se inscribe, a la vez, en un cambio de ciclo cosmogónico que supone el paso del invierno a la Primavera Consciencial.
El Despertar Consciencial será uno de los ejes fundamentales de la segunda parte de estas páginas, dedicada, como ya se ha reseñado, a la Consciencia, mientras que la Primavera Consciencial y su sincronía con el reiterado Despertar, serán abordadas en la sexta (próximos artículos).
Posteado por Oliver Mora.
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