AMOR, VIDA Y CONSCIENCIA, Parte 3: Introducción (AMOR), Emilio Carrillo
Como impulsor, telón de fondo e hilo conductor de lo anterior y de los contenidos que se despliegan en las páginas que siguen, está el Amor: esa grandiosa, sublime e inefable fuerza y presencia que la Humanidad ha experimentado hasta ahora de modo parcial y sesgado, a menudo como mera emoción muy cargada de connotaciones egóicas.
Como se desarrolla en el texto, el Amor es mucho más que una energía o un sentimiento, por potentes que éstos sean, y no puede ser descrito con palabras, aunque es posible sentirlo, percibirlo y expandirlo desde el Corazón, constatando que es, a la par, fluido y fluir en un prodigioso y colosal contexto de Unicidad e Instantaneidad.
Ni es un estado (“estar”) ni se relaciona con “ser”, pues el Amor es manifestación del No-Ser, del No-Nombre.
La séptima y última parte de estas páginas (en el transcurso de los artículos) procuran acercarse al Amor, su esencia y su transfondo, y todo lo que conlleva, a través de una serie de meditaciones sucintas que giran entorno a las dos grandes manifestaciones que el Amor tiene en la Creación, el Cosmos y la totalidad de las modalidades y formas de vida que lo llenan y pueblan: la Vida y la Consciencia.
Y ya que el texto se clausurará con meditaciones, cerremos también esta introducción con una meditación que tiene como sostén el celebérrimo Himno al Amor inserto en la Primera Carta a los Corintios (13, 1-13) de Pablo de Tarso.
AMOR: RETORNO AL HOGAR
Toda la Creación está regida por el “Ordo Amoris” (el Orden del Amor).
Expresado metafóricamente, somos ríos cuyas aguas emanaron del Mar (tomando, al principio, forma etérea para condensarse después y caer sobre la tierra) y están destinados a ser Mar.
El Amor es la fuerza que impulsa nuestra corriente en el Retorno al Hogar, hacia el Mar que fuimos y nunca hemos dejado de Ser.
Y el Amor es lo que hará posible la absoluta fusión del río en el Mar: Amada en Amado transformada.
I
Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles,
si no tengo amor,
soy como una campana que resuena
o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía
y conociera todos los misterios y toda la ciencia,
aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de mover montañas,
si no tengo amor,
no soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres
y entregara mi cuerpo a las llamas,
si no tengo amor,
no me sirve para nada.
El amor…
II
El amor no es envidioso,
el amor no hace alarde,
el amor no se envanece,
el amor no procede con bajeza,
el amor no busca su propio interés,
el amor no se irrita,
el amor no se alegra de la injusticia.
El amor no tiene en cuenta el mal,
ni se enfrenta a él.
Porque…
III
El amor abraza la oscuridad
hasta transformarla con su luz en resplandor resplandeciente.
Porque el amor es paciente,
porque el amor es servicial,
porque el amor se regocija con la verdad,
porque el amor todo lo disculpa,
porque el amor todo lo cree,
porque el amor todo lo crea,
porque el amor todo lo espera,
porque el amor todo lo soporta,
porque el amor confía en la Providencia,
porque el amor todo lo puede.
IV
El amor siempre será, el amor siempre Es.
El amor nunca dejará de ser
porque es precisamente el amor
lo único que fusiona el río en el mar,
la Amada en el Amado,
el Hijo en el Padre,
el Ser en el No-Ser.
V
Amor: Retorno al Hogar
Posteado por Oliver Mora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario