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miércoles, 20 de febrero de 2013

Memoria RAM 1-Parte 22: El Maestro Del Templo, ERA LA IMPLOSIÓN DE LA MUERTE, Carlos Torres Valencia


Diego dos

Mi cuerpo “murió” como mueren los mortales, mi corazón dejó de pulsar, mi tiempo se terminó; ya no tenía nada en este mundo.

En ese entonces, nací de una madre joven que murió de parto; me regalaron al templo y el templo me crió: ninguna posesión tuve más que mi propio Ser… Mi Luz tomó cada partícula de carne y leyó su memoria.

Vi cómo los pensamientos estaban pegados a las capas de emociones de la célula y cómo ellas guardaban enloquecidas, cuanto les pertenecía;

¡qué lucha tan dura de la Luz entre la carne! ésta, muchas veces ennegrecida, guardando memorias profundas que no quería soltar, se apegaba y pegaba a cuanta cosa era un pensamiento de posesión de cosas incipientes: un guijarro del “Nido de Almas”, un tejido, unas sandalias…

¡Qué brutal lucha! con los entes de oscuridad que pululan dispuestos a llevarse cuanto les pertenece, el cuerpo mismo, si era de ellos en sus obras oscuras de podredumbre.

¡Qué desgracia! Vi cercana a mi dimensión de lectura de consciencia, cómo en ese mismo instante y dentro del Manantial de Luz, otras conciencias eran leídas y no calificaron: sus cuerpos fueron dejados a las tinieblas, porque no había obra de Luz dentro de sus carnes; se pudrieron inmediatamente. Sus espíritus, reservados para el gran Día del Juicio de este mundo.

“Ellos infundirían aliento a la imagen de la Bestia, al espíritu infernal para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase en ese tiempo”; porque estos espíritus no fueron creados del Santo Espíritu, son el polvo y el barro de la tierra, de la inmensidad de los cenagales y en la oscuridad de los mundos de abismos que se oponen al Altísimo de los hombres.

Ellos, al ser desechados por la Luz, se eligen a sí mismos, hijos del dios de las tinieblas, y un día, cuando la guerra que desde otros mundos se traslade a éste, llegue y se haga real; en ese momento, estos espíritus tomarán hueso y carne de muerte para los demás hombres:

“Y estarás allí para tomar tu parte en la destrucción de estos espíritus impuros; será el tiempo de identificar la imagen falsa, porque lo perfecto debe salir a la luz del fuego y el viento, del agua y del sabor a tierra.

Estarás, porque has elegido ser Luz, y la Luz cuando resplandece, destruye toda tiniebla a sus espíritus, los amos del mundo de entonces”.

Mente ya no existía en mí; la mente del mundo es la loca matrona de los sentidos y pensamientos de la razón mundana…

Sumaba y sustanciaba toda la esencia del pensamiento realizado que formé en consciencia.

Usaba otro diálogo del espíritu, pensaba en la consciencia que alimenta el alma de los profetas.

Entonces, otra vez la Consciencia habló… “Este es el final del sendero: el del Verbo; cuando el iluminado oye la voz misteriosa que le habla clara dentro de sí, la que rompe el silencio de la ignorancia que gobierna a los demás hombres, la de cada palabra creativa, dinámica y amorosa.

Cuando reconoce a su Ser insondable que está dentro de su corazón, el que tiene Vida sin forma sin rostro, pero tiene Voz.

Este es el final del sendero: el del Verbo, cuando tu voz despierta dentro de ti: cuando truena y resuena como Palabra Interior.

Este es el final del sendero: el del Verbo, el momento prodigioso y veloz en que palpa, escucha y comprende toda la Sabiduría de la Ley”…

Y volví a sentir en mí pulsar Sellar, Indeleble, el tiempo de existencia en las vidas de mi consciencia; ya no olvidaría más y morí al cuerpo de Saris…

Un pensamiento de Poder tendría a partir de ahora mi corazón de carne en cada vida que reencarnase.

Toqué con mi espíritu el Alma de este Poder Ley y entonces, incliné mi espíritu para aprender más.

Vi mi futuro corazón humano; siete pétalos forman la flor de fuego que hay dentro de él, allí está su propia alma de fuego, es como un cristal; uno de los tantos que forman el esplendoroso río del Valle de Consciencia.

Uno de estos cristales del agua de ese río, de esa leche, es la morada de la memoria total de mi corazón.

Este cristal es el que es leído en el Manantial de Luz, luego que cada cuerpo desencarna sus memorias y se apresta al nuevo estado de vida; esto es cuanto aprendí en el Salón de los Espíritus, allí donde los Maestros de Consciencia separan con el Alma Luz, el alma de la carne del espíritu de los desencarnados, de todos los que se precipitan al oscuro túnel, sin ningún Saber del espíritu; sin ninguna conciencia de su existencia de vida y muerte…

Salí del cuerpo y penetré en mi propia y única cápsula de Luz… un cuerpo de energía Preexistente…

Estaba dentro de la cápsula de Luz, la parte donde se llega luego de caer por el túnel, soltar la carne y apartarse totalmente de la materia que allí es un compuesto de emociones, pensamientos y partículas de carne de las posesiones: mi madre, mi esposa, mi hijo, mi cada cosa y todo lo que es mío, es materia, masa para el espíritu; ilusión, “maya” para la consciencia…

mqdefault dos

Posteado por Oliver Mora.

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