La compasión empieza cuando nos hacemos amigos de nosotros mismos y de nuestras zonas turbias. Lo que haces por tu persona, tambien lo haces por los demás, y lo que haces por los demás,lo haces por tí.
Cuando la resistencia se va, también se van los demonios, dice el budismo. Si nos rendimos a nosotros mismos, si renunciamos a pelear en nuestra cabeza con nosotros mismos, empezamos a encontrar la ternura que está debajo de la dureza
La meditación Tonglen consiste en que cuando algo es doloroso o indeseable, lo inspiras. No te resistes a ello. Con una sensación de espacio en el corazón, mucha apertura.
Si puedes conocer una emoción en tí mismo puedes conocerla en todos los seres
Si sientes algo que te deleita (si conectas con algo que es inspirador, vivificante, relajante…) lo espiras, lo regalas, lo envías a todos los demás.
Esta práctica despierta nuestra sensación de estar unidos con todos los seres.
Protegemos nuestro corazón con una armadura compuesta por los viejos hábitos de alejar el dolor y apegarnos al placer. Cuando empezamos a inspirar el dolor en lugar de rechazarlo, empezamos a abrir nuestro corazón a lo indeseado. Y cuando nos relacionamos de esta manera con los aspectos no deseados de nuestra vida, la habitación asfixiante del ego empieza a ventilarse. Cuando abrimos nuestros corazones cerrados y dejamos ir las cosas buenas, esto también invierte la lógica del sufrimiento.
La Práctica Tonglen tiene 4 etapas:
Primera Etapa: Irradiar apertura, irradiar bodhichitta o corazón despierto
Segunda Etapa: Trabajar con la textura.
Visualizas que estás inspirando por todos los poros de tu cuerpo algo oscuro, pesado y caliente (porque es la textura del veneno, la neurosis y la fijación)
Visualizas que espiras por todos los poros de tu cuerpo algo blanco, ligero y fresco (textura de la apertura)
En un círculo completo de 360 º
Tercera Etapa: Inspiramos el sufrimiento inmediato y específico de una persona determinada o animal.
Inspirar el dolor de una persona o animal muy concreto a quien deseas ayudar, y espiras hacia esa persona espaciosidad, o bondad, o cualquier cosa que puede aligerar su carga.
Cuarta Etapa: Extendemos nuestro deseo de aliviar el sufrimiento a todas las personas
Por ejemplo, si te centraste en tu hermana deprimida, ahora te centras en todas las personas que están sintiéndose de ese modo.
Por ejemplo:
Alguién, la persona x, activa tu autocrítica e inseguridad (veneno). Inspira esa emoción. Se trata de desarrollar simpatía por tu propia confusión. No culpas a “x” ni a ti mismo, lo que hay es inseguridad liberada:caliente, negra y pesada. La experimentas tan plenamente como puedas.
Inspiras la autoexigencia, la inseguridad y retiras el objeto. Sólo ha sido un catalizador útil.
Seguidamente espiras simpatía, relajación y espaciosidad. Permites que estos sentimientos tengan mucho espacio. Espirar es como ventilarlo todoo, airearlo, es como abrir los brazos y soltar, es aire fresco
Después vuelves a inspirar la autocrítica, su negrura y su calor pesado. Y espiras ventilándolo todo.
Con esto lo que haces es cultivar la bondad hacia ti mismo. Puedes reconoce que al menos dos millones de seres están sintiendo esta autocrítica, como tú. Tú la inspiras de todos ellos para que ya no tengan que sentirla. Esto no hace a tu autocrítica mayor, simplemente es autocrítca. Inspiras esa emoción y espiras una sensación de ventilación para que todos los seres conscientes puedan experimentarla.
Esta entrada se publicó en Mindfulness, Psicología Transpersonal y está etiquetada con Meditación, Mindfulness, Transpersonal en 22 julio, 2013.
Fuente: http://esenciadealquimia.es/blog/?p=254
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