Mensaje De Los Ángeles Vía Ann Albers

01-03-14
Mis queridos amigos, los amamos mucho.
Todo crecimiento nace del deseo. Las semillas en tierra buscan el sol debido a que desean luz.
Las células en el cuerpo envían señales al cerebro porque desean nutrimento. Las raíces de un árbol crecen a lo largo y ancho buscando agua.
Y ustedes, queridos, crecen para mejores entendimientos y amor al buscar los deseos plantados dentro de sus propios corazones.
Pueden sobrevivir a ésta existencia humana sin mucho crecimiento si quieren.
Pueden permanecer cerrados a nuevas experiencias, descansar en una zona de confort eterna y arreglárselas.
Sin embargo, mientras que no hay nada malo en absoluto en disfrutar un periodo de letargo – la naturaleza hace lo mismo – tarde o temprano, como la semilla descansando en la tierra, ustedes desearán crecer, moverse y cambiar.
Al principio estos deseos les parecerán muy excitantes. Es el cuchicheo de Dios en su corazón.
“Intenta algo nuevo, aprende algo, ten una discusión que puede que no hayas tenido, abre tu corazón a una persona a la que hayas juzgado”.
La Energía comienza a fluir a través de ustedes reconociendo simplemente estas pequeñas urgencias de Dios, la luz del sol que incita a las semillas dentro de ustedes a brotar.
Y entonces, a menudo los miedos humanos y las respuestas condicionadas comienzan a estancar su entusiasmo.
Se dicen a sí mismos, “No sé cómo, no tengo tiempo, puede que salga herido, no puedo amar de nuevo, puedo fallar de nuevo”, y en su intento por mantenerse a salvo en ese caparazón, mientras tanto su alma explota por crecer.
Éste tipo de estancamiento es muy diferente al letargo. En estos periodos latentes de la vida, anhelan descansar. Se siente maravilloso. Están contentos en su inactividad, como un gatito sentando en el borde de una ventana tibia.
Sin embargo, en periodos de resistencia, se sienten inquietos, descontentos, deseando movimiento y no obstante llenos de razones por las cuales no crear cambio.
La Resistencia se siente ansiosa, confinada y a menudo dolorosa. Así que cuando hay un deseo en su corazón, reconózcanlo, den los pasos que saben dar y confíen que Dios haga el resto.
Abran su corazón a lo nuevo cuando sean guiados. Ábranse a la vida cuando los deseos surjan.
Los caparazones que construyeron para protegerse con el tiempo serán confinados cuando su espíritu anhele expandirse.
Respiren vida en sus cuerpos y sus almas permitiendo que los deseos que surgen naturalmente desde adentro los guíen. La vida los está llamando.
¡Dios los Bendice! Los amamos mucho.
Los Ángeles.
© Ann Albers. Todos los derechos reservados.
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Traducción: Gustavo T
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