La voz del pueblo augura el futuro

El artículo del Maestro para la Revista Share Internacional – Julio/Agosto 2013

Por el Maestro —, a través de Benjamin Creme, 6 de Junio de 2013

Se hace cada vez más obvio para muchos que la actual estructura económica del mundo está quebrada y debe cambiarse. Por ejemplo, las economías de EEUU, Europa y Japón están deprimidas; y China, hasta hace poco la fuerza motriz, se está ralentizando. Solo India, donde millones de personas aún viven y mueren en la pobreza, y Brasil, sostienen en lo alto la pancarta del 'éxito'.
Es verdad que es un punto de vista muy parcial de las economías del mundo pero mayoritariamente es el caso que las naciones están languideciendo y no saben cómo prosperar. Los viejos trucos ya no funcionan: los graduados universitarios se sienten afortunados de poder servir en bares; los pobres son más pobres que nunca y están agradecidos por los bancos de alimentos; las clases medias luchan por 'mantenerse'; los ricos son más ricos que nunca pero creen que se les grava en exceso. Los gobiernos lo intentan, pero sus prioridades son erróneas y sus métodos ya no son relevantes para los problemas a los que se enfrenta el mundo.

El pueblo, no obstante, que es el que más sufre de la inacción o pensamiento equivocado del gobierno, ve claramente sus propias necesidades. Ellos buscan libertad, justicia, el derecho a trabajar y un mundo en paz en el cual sus familias puedan prosperar. Sus demandas son expresadas cada vez más. Por poco tiempo más la masa de los hombres contendrá la ira y la frustración que es su suerte. Ellos ya no confían en las palabras o las acciones de gobiernos hechas en su nombre. Durante demasiado tiempo, y demasiado a menudo, ellos han sido engañados y embaucados de su derecho de nacimiento. Ellos ven esto en términos sencillos pero con claridad, sin ya confiar en las maquinaciones de los poderosos ricos. La voz del pueblo está ascendiendo, no, ha ascendido, y está llamando a los hombres a declararse.

El pueblo, perspicaz e intrépido, ha mirado al futuro y ha visto la posibilidad de la realización de sus aspiraciones por un mundo justo y pacífico. Ellos saben que esto no sucederá por sí solo sino que ellos deben, junto con sus hermanos y hermanas, tomar el poder de la realización en sus propias manos. Ellos también saben que el camino podría ser duro y peligroso pero que el precio es demasiado preciado para ellos como para fracasar, dado que es el premio de la fraternidad, de la justicia y la paz, y de una vida mejor, más sencilla y verdadera para todos. Ellos saben que ningún sacrificio es demasiado grande para este logro y están dispuestos a morir en su nombre.

Así los pueblos del mundo heredarán el derecho de nacimiento de libertad y justicia que es su deber. Así la voz del pueblo se elevará cada vez más alta y clara en los meses y años venideros.