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jueves, 25 de abril de 2013

Saúl En Español Retener El Perdón Es Como Abrazar El Cáncer

EL PERDÓN LIBERA dos

21-04-2013

 Así que todo el mundo sabe, en lo profundo de sí mismos, que a menos que sinceramente abracen el perdón y lo ofrezcan incondicionalmente a todos los que piensen que de alguna manera los han ofendido o han abusado de ellos, van ser devorados o carcomidos por la amargura, el resentimiento y la ira.

En los reinos espirituales, mucho ha estado sucediendo mientras las nuevas energías que envuelven a la Tierra se han fortalecido e intensificado para ayudar en el despertar inminente de la humanidad. 

Sí, es inminente! Mucho se te ha prometido, y el momento del logro se acerca rápidamente. Sin embargo hay mucho que hacer para completar los preparativos esenciales antes de la llegada de este acontecimiento divino tan esperado, y cada uno de ustedes tiene un papel importante que desempeñar.

En gran parte se trata sobre eliminar el juicio y abrazar el perdón, sobre todo porque tu conciencia sobre la mala conducta y la traición perpetrada por aquellos en quienes has confiado, crece en proporción directa al número de denunciantes liberando información previamente oculta sobre el engaño y la corrupción en las altas esferas, y sobre el abuso de la posición de la que eran titulares.

Lo que se ha hecho, en muchos casos, es bastante injusto, pero todos ustedes son seres divinos, creados en el amor y del amor, y todos eligieron experimentar la separación de su estado divino.

El resultado ha sido un gran sufrimiento. No hay nadie encarnado en la Tierra en este momento de su evolución que, como Jesús dice en la Biblia, “esté libre de pecado,” y por lo tanto no hay nadie que sea capaz de hacer una honesta, imparcial y justa apreciación de nadie, del comportamiento de otra persona. El juicio se le debe dejar a Dios porque Él juzga a todos como no pecadores y sólo ve su perfección divina.

El perdón incondicional es la principal ruta de acceso para el despertar, junto con la contención y restricción pacífica de aquellos que seguirían, a menos que sean contenidos, abusando de otros.

El Amor, el Origen en el que se produce la creación, acepta a todos, independientemente de sus pecados, y al hacerlo, disuelve la ira y el resentimiento que lleva a la gente a pecar.

“El pecado” ocurre cuando alguien no se siente amado, se siente excluido, descuidado, despreciado, inadecuado, indigno, avergonzado, o rechazado.

Es una desesperada llamada de atención, de atención amorosa, que ha sido ignorada o rechazada. Todo el mundo, en algún momento ha experimentado eso, y todo el mundo conoce el maravilloso sentimiento reconfortante y de alegría que se experimenta cuando la aceptación incondicional reemplaza esas condiciones no amorosas, que inducen al miedo.

Así que todo el mundo sabe, en lo profundo de sí mismos, que a menos que sinceramente abracen el perdón y lo ofrezcan incondicionalmente a todos los que piensen que de alguna manera los han ofendido o han abusado de ellos, van ser devorados o carcomidos por la amargura, el resentimiento y la ira.

Es un círculo vicioso, porque los que se aferran a la amargura, al resentimiento y a la ira, se resisten al amor, a menudo creyendo que son difíciles de amar, y luego a menudo se sienten impulsados a comportarse como aquellos a los que se sienten incapaces de perdonar.

Retener el perdón es como abrazar cáncer, que corroe a su huésped, evitando la experiencia de la felicidad, la alegría o la satisfacción, y las sustituye por una sensación amarga, con un equivocado sentido de satisfacción en el terco rechazo a perdonar. Ustedes tienen una expresión “morder tu nariz a pesar de tu cara”, la cual es muy apropiada en este caso.

Para llegar a ser pacífico, para experimentar la paz, es esencial perdonar, libremente y sin condiciones. Muchos creen que esto es imposible, ya que han sido tan maltratados, que han sufrido gravemente, y creen que la paz y la alegría sólo es posible para ellos si reciben una restitución y saben que su agresor ha sido castigado adecuadamente.

Pero esto no funciona. Cuando la justicia se ha hecho, el dolor permanece, y la amargura que el abuso creó continúa creciendo.

Cuando se fomenta la amargura y se cree que es un derecho y un privilegio en el que la víctima se puede sostener, entonces ninguna restitución es suficiente.

La denuncia “nadie me puede devolver lo que me fue quitado” es muy cierta. Pero centrarse en la violación de la propia soberanía personal en lugar de soltarla significa que la vida les pasa a las víctimas, ya que conservan el recuerdo de su violación como su posesión más preciada.

Perdonar le permite a una persona seguir adelante, para volver a comprometerse con la vida, y encontrar solaz y consuelo en donde, posiblemente, menos esperaban encontrarlo, es decir, en la liberación de la carga muy pesada que implica no perdonar. Al perdonar se libera esa carga emocional insufrible que nunca puede ser eliminada en cualquier otra forma.

Los grupos de apoyo suelen agravar esta carga mediante el fomento de cantidades excesivas de introspección y debate que fortalecen el sentido de haber sido agraviados en lugar de aligerar la carga, como es su propósito.

Al perdonar abren sus corazones para recibir la abundancia de amor que constantemente les envuelve, esperando a ser aceptada.

La ligereza que vas a experimentar como consecuencia de perdonar verdaderamente a alguien que te haya herido te sorprenderá.

El perdón es un gran sanador y la humanidad necesita sanación. Abrázalo y disfruta de la paz, la satisfacción y la alegría – sin contar con el alivio- que hacerlo permite y ofrece.

Con muchísimo amor, Saúl.

Traductor: Rossana Carmona

Visto en: Despertando-me


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