Querido mío: Permite a tu mente jugar con todas las enseñanzas que te son dadas.
A veces los más grandiosos Maestros te dan las enseñanzas más difíciles hasta que finalmente te yergas y digas: “¡eh!, esto no se siente nada bien; no es mi verdad ciertamente”.
Y en ese momento tú encuentras la iluminación. Encuentras tu propia libertad. Encuentras que el Maestro que se ha llamado a sí mismo un gran Maestro es verdaderamente un gran maestro en el sentido de que te ha empujado a ese lugar donde te has erguido y has dicho: “eh, ¿cuál es mi verdad?
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Traductor: Gloria Mühlebach
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